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Foto del escritorMiguel Ochoa Ramírez

Contra todo pronóstico

Aunar esfuerzos desde muchos sectores ―alentados por la determinación de mantener en pie el certamen― hizo realidad la que parecía la «edición improbable».


Se antoja complicado remontarse a ocasiones, durante las últimas décadas, en las que la celebración de una nueva edición del Certamen Reina de La Mancha haya estado en el aire de un modo tan transparente.


La última vez en la cual su puesta de largo resultó dificultosa fue en la cuadragésima edición (2008) cuando, pese a llevarse a cabo la ceremonia, la Cena posterior fue empañada por una cortina de agua que dejó «servilletas, cubiertos y manteles empapados» durante horas, según refieren muchas personas que, en su día, presenciaron el angustioso momento. La sorpresa por la lluvia o el viento no sorprende, paradójicamente, pues la época del año en la que tradicionalmente se ha desarrollado el certamen raramente se ha visto marcada por precipitaciones o condiciones meteorológicas adversas.


La semana pasada, el habitual puente entre agosto y septiembre arrancaba con nuestras miradas clavadas frecuentemente en la previsión meteorológica de los móviles ―algo impensable cuando los fundadores levantaron el concurso―ya ni siquiera en el propio cielo (para eso habría que esperar al sábado, 2 de septiembre). La pregunta que sobrevolaba el ambiente, ya no solo de los vecinos, autoridades y visitantes, sino del propio equipo de Organización del certamen, era la misma: «¿Se celebrará?». Enseguida, encadenada otra cuestión no menor: «En caso de celebrarse, ¿cómo se acondicionará para hacer frente al mal tiempo?». Una situación tan sobrevenida e infrecuente como esta exigía una meticulosa meditación en la que hacer encajar las numerosas piezas del complejo puzzle que supone el certamen.


"Sublime decisión"


La posición del Excmo. Ayuntamiento de Miguel Esteban, como organizador del evento, fue clara e inamovible: esta edición debía celebrarse. Tras dos ediciones en pausa a causa de la crisis epidemiológica de la COVID-19 y el prometedor retorno en 2022, no era plausible ni deseable otro parón en un acontecimiento tan trascendental y beneficioso para la región. Se fue trabajando en unas medidas encabezadas por un traslado que, por primera vez en la historia, alejó todos los actos fuera del recinto del Parque Municipal N.ª S.ª del Socorro y de la Pista Municipal anexa.


Arrancaba la 53.ª edición con un desfile inaugural que, a pesar de poder hacerse a pie, varió su trayecto, cambiando la lucida calle Santa Ana y la entrada del Parque Municipal por las calles José Antonio y Santo y la carretera que conecta Alcázar de San Juan con Quintanar de la Orden, logrando escapar de la lluvia prácticamente durante todo el recorrido salvo los últimos metros. Mientras la Cena se distribuyó, en dos niveles, a lo largo del pabellón municipal del IESO Juan Patiño Torres, el nuevo escenario elegido para la ceremonia y el baile fue el Hotel El Torreón del Miguelete, reforzado por un estilo arquitectónico tradicional y palaciego que casaba extraordinariamente con el concepto de este evento. Han sido numerosos los comentarios positivos del público acerca de la mimetización del escenario aprovechando las características del lugar. Mención especial merecen dichos espacios, por su disponibilidad y colaboración para posibilitar la concreción real, al menos decente aun atípica, de los actos.


Los preparativos para la Gala y el nuevo espacio para la Cena constituyeron una tarea complicada a efectos de coordinación y planificación, algo debido sobre todo a la novedad. No obstante, recuerdo que al llegar al recinto en la mañana del sábado 2 de septiembre, horas antes de la ceremonia, el simple hecho de ver dispuestos los elementos del escenario y las sillas para los asistentes ya resultaba reconfortante y confirmaba nuestro deseo: efectivamente, en contra de la eventualidad, el certamen saldría adelante.


No solo fue histórico por las circunstancias ya señaladas, sino por su triunfo. Supuso la primera victoria de Los Hinojosos en el concurso, algo seguramente conseguido por la singularidad y palpable derroche de carisma de su representante, Ana María Escudero Moreno. En suma, fue la primera vez que ganaba un municipio de Cuenca desde 2015, año de Saray Martínez y aquel empate con dos Segundas Damas de Honor, igualmente emblemático.


Imagen: © Vive tus Recuerdos (fotografía emotiva)

Encaje de engranajes


No habrán faltado errores humanos pues, si resultan inevitables en cualquier año, más aún en una edición tan diferente e, incluso, endiablada en lo que a su preparación se refiere. A causa de las comprensibles e inevitables limitaciones de aforo de los nuevos espacios cerrados, algunas personas ilusionadas con el certamen no pudieron ser acomodadas de la manera en la Organización, con el consistorio miguelete al frente, habría deseado. Un hecho que habríamos evitado, de estar en nuestra mano, el cual lamentamos y por el que pedimos comprensión, ante las sobrevenidas circunstancias. De hecho, el consistorio habilitó una pantalla en el Auditorio Municipal cubierto mediante la cual varios asistentes pudieron disfrutar de la ceremonia en directo. No renunciar a abrir el certamen al público fue un objetivo prioritario, que trataremos de seguir mejorando de cara a futuras ediciones.


No obstante, si algo siento justo destacar en esta ocasión es mi gratitud hacia tantos frentes.


En primer lugar, porque considero que así lo merecen, al público (tanto visitantes como vecinos migueletes), cuya curiosidad se va acercando más al certamen gracias a su presencia en Internet y redes sociales. Un público que, en general, han demostrado una paciencia, comprensión y respeto ante las circunstancias y las medidas extraordinarias adoptadas que no solo son dignos de elogio, sino que renuevan su lealtad con este certamen y el sentido de su celebración. Consolidar esa lealtad será absolutamente fundamental en años venideros.


Asimismo, es ineludible expresar un reconocimiento especial a todas las localidades participantes y, particularmente, a las que se estrenaban o volvían tras algún tiempo. Pese a unas perspectivas más desalentadoras que en otros años, se han quedado con nosotros y esperamos contar con vosotras en futuras ediciones. Vaya por delante, por supuesto, una felicitación sincera a los municipios de la nueva Corte de la Reina de La Mancha, especialmente a dos nada acostumbradas a situarse en ella: Los Hinojosos y Huerta de Valdecarábanos.


Seguidamente, a las personas que conforman el Excmo. Ayuntamiento de Miguel Esteban, en dos vertientes. En primera línea, el equipo de Gobierno de la localidad, que se ha enfrentado arriesgada y valientemente a este reto pese a la brevedad en el cargo. Entre la colaboración de todos, destacar la disponibilidad y confianza de su alcalde, Marcelino Casas Torres; y de las concejalas de Servicios Generales, Trinidad López Rodrigo, y de Festejos y Tradiciones, Pilar Lara, como principales responsables del proyecto. Desde luego, llevarlo a cabo sería impensable sin las labores de todo el personal municipal, así como de Policía Local y Protección Civil, que brindaron seguridad ordenada en tan inciertos momentos.


Tantas son las personas implicadas que hacen inabarcable una lista a tantos niveles, ya no solo en el apartado técnico y de comunicación ―cuyos esfuerzos son, también, colosales―. Por tanto, me sumo al resto de agradecimientos ya expresados por el alcalde y los presentadores, Pilar García y Alberto Lara, de quienes también destaco su buen hacer en una gala en la que, pareciendo todo igual, era todo diferente a un tiempo.


No obstante, no puedo obviar un agradecimiento singular y muy merecido: al equipo de Organización del Certamen Reina de La Mancha. Como compañeras/os que son, conozco su empeño por levantar todos los detalles del certamen, sobre todo lo referente al desfile inaugural y la ceremonia. La planificación en los últimos años está tornándose más eficaz, una senda que ha de perdurar en el tiempo.


Aun con margen de mejora, el Certamen Reina de La Mancha ha demostrado una vez más sus ansias de vivir y reencontrar, de afrontar adversidades; de hacerlo con su gente y para su gente.



Contra todo pronóstico, cada año resurge.


Resplandece.



Miguel Ochoa Ramírez

Comunicación, promoción e identidad corporativa

Equipo de Organización

CERTAMEN REINA DE LA MANCHA






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